Blogia
makumba

Genesi´s rules

Genesi´s rules

Esa noche tocaba La Muda en Chakal, una banda de estudiantes de Letras que se cagaban en todo de la forma más irónica y humorística que se puedan imaginar (aunque su base académica te hacía explotar la cabeza en metáforas ultra densas), makumba no alcanzaba los 17 años quizás y estaba acompañado por unos de esos amigos que se pierden en los recuerdos (se trataría de un demonio de la guardia?) pero esa escena lo fascinó, todo: el circo del rock and roll, la oscuridad de los seres del bar, quizás la percepción del peligro que sólo comprendería mucho tiempo después y sobre todo la contraposición con la discoteka llena de histerikeo barato y de comportamientos sociales preestablecidos en los que nunca podría siquiera disfrutar algo, sobre todo entendió de más grande, porque definitivamente era el lugar de las intento y las nunca. Inmediatamente cayó en la cuenta y pensó: yo quiero formar parte de esto, este es mi medio.

La bloda hacía una sombra rarísima en el patio de la pensión, se la había ganado oniriando unas disetas en lo de los gutemberg, muy cercanos a la orbita nagual. Le quedaban un par de misiones antes de pensar en asaltar de nuevo un stage (ya que los pibes babylonia tocaban en un lugar bien puesto en capital), la más difícil: sacarle un par de pesos más a los gutemberg, llevarles unos afiches al cantante de los brújulos y alcanzarle una nafta a su reseteador. Conseguir el dinero le llevaría todo el día y aún así no lo lograría, los afiches los llevo de toque y pudo conversar con un demonio de la hostia, por fin entró en signal, el hombre de las tumbadoras le tiró un par de brabuconadas y makumba al contrario de lo que solía hacer le retrucó y se le cagó de risa, al fin de cuentas ambos se rieron, juegos de demonios en última instancia. La nafta a su reseteador fue trámite y finalmente se encaminó a lo que él creía que era el toque en la meca, pero ohh casualidad estaba adelantado una semana, su Darth Moul haciendo de las suyas como siempre. Entonces se acordó de un correo, un cumpleaños, un lugar alejado. Promesas de rock.
Algunos de los pibes babylonia estarían allí, el cumpleañero había su buscafechas por mucho tiempo, entonces que mejor, quizás pudiera sacarse la ganas de tocar con alguno de ellos. Una época rara, estaba cruzadísimo con las mujeres: Baby toxica había desaparecido de su existencia como solía hacerlo y la Sónica lo irushaba en la frecuencia de la mente pero con el claro objetivo de desarmar su estado de animo, por lo que ni siquiera tenía ganas de mirar a las hembras, se sentía ofendidísimo y muy triste por caminar sin una buena patrona; salvo algunas excepciones todas les parecían intento, así que ya ni siquiera las miraba y Zion estaba atestado de hermosas, verdaderas hembras súper atractivas, pero la guerra estaba declarada, quizás como una forma de protesta mental las sacaba de su movie (la ruta ocular de su mente), mientras más bonitas más indiferencia, al contrario de Lennon él pensaba: “la guerra no la termino”.
Llegó al predio alejado de la ciudad y se abrió él mismo la puerta, ese tipo de entrada le daba sensación de ser una especie de dinamo, como si les estuviera dando vida a una turba de marionetas de sueño oscuro (rollos de una mente bastante egocéntrica a fin de caso), saludó aquí y allá, algo lo importunaba: un viejo contacto de sus dueños, habían sido compañeros de ruta, es más había comenzado con él camino de las naftas para ganarle a la vida preestablecida y si conocía a los P B era por él, pero no le cerraba, ese típico llamado de su conciencia como sino tuviera crédito, al contrario de Simón y el Naspter que también eran contactos de sus dueños pero a ellos les guardaba una especie aprecio, les confiaba en contadas cuentas.
Para su sorpresa los musiqueros tercermundistas estaban todos ahí, un pequeño escenario y la percepción de que se iban a relajar, no era un recital, sino algo como de entre casa. Conversó con ellos, se metió en sus rondas, compartió el humo sagrado que guía nuestras existencia y pudo sentirse parte, caminar con verdaderos animales (animas?) del escenario. Ese era su verdadero premio no la promesa de alguna intento que nunca llegaría, el quería que babylonia lo premie así; ya tendría 30 mangos para comprar un poco de sexo o de lo contrario esperaría que a que se rompa el maleficio para lograr un truly triunfo, una buena inturnada espontánea sin peros ni reparos, un buen rato para dejar volar la libido y sumergirse en los placeres de su cuerpo animal.
Conversó con otros invitados pero ya no podía evitar la sensación de que se trataban de conversaciones aleatorias, retazos de otra existencia, formulas para asustarlo o llamados de antiegos o el peor de los casos falsa nafta de compromiso. Hasta que el hombre de la acordeón y una pelirroja freudiana desvirgaron la noche, letras de historias buenísimas provenientes de los más diversos géneros populares, los PB canturreando con sus novias, todo un show imposible de perderse. Después el alfa de los PB se adueño de la electroacústica y cantó, mucho cantó, hasta que el tag del bot de makumba se le sumó wiro en mano y se lanzó a la tarea de improvisar, un flow rabiosisimo de mentes despiertas, los payadores de nuestra generación; el también lo intentaba de abajo con su voz mental y para su sorpresa le salían bastante redondas sus vueltas y entonces…

continuará

0 comentarios