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SURFEANDO LA RIMA

SURFEANDO LA RIMA

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Viernes pasada la medianoche, gente sale del recinto, son del show anterior, entre ellos sale un rastaman con gorro, pantalón ancho y zapatillas verdes, amarillas y rojas; lata en mano garabatea un graffiti sobre un afiche blanco, todos los que esperamos entrar observamos embobecidos los acompasados movimientos de sus manos.  Un montón de artistas del hip-hop  encabezados por Dante Spinetta están por desplegar su arsenal rítmico de improvisación, danza y skratching a discreción.

 

 

La fisonomía del teatro de calle 43 ha cambiado, el yeite ahora es ver el espectáculo tranqui, tomando algo en las mesas dispuestas por todo el espacio. Atrás quedaron esas noches en las que el fuego de Encias Sangrantes, Don Lunfardo o el Macht de Improvisación vestía el asunto de circo romano, con el local lleno de gente, humo y banderas. Ahora la escena es más austera con mozos y mozas que toman pedidos, en las difusas sombras, a casuales clientes.

En el principio y durante toda la noche el ambiente fue diseñado y delineado por los djs de turno, seba Diaz y DJ STUART, desde las bandejas propalaron música bailable con mucho sampler.

Los primeros en destronar el paisaje sonoro de los djs, fueron los berissenses de Escuadrón de Rimas. Un trio duro (Escoces, Perro, Doble D), entiéndase duro no su flow que discurre sin parar, sino lo que cuentan, el mundo que retratan. Un universo bipolar en el que Bush es el demonio que viene a acabarnos y Osama Bin Laden y Sadam son la otra cara de la moneda.

Pero, ellos mismos lo dijeron, también hablan de otras cosas y hacen un poco las veces de comunicadores sociales, y cuando te cuentan algo lo hacen con mucha información, es el flow en el que se van ligando las ideas unas tras otras con una rima de fondo, una larga poesía al estilo de antiguos poemas épicos. Por ejemplo tienen una canción que se llama Berisso, en la que cuentan toda la historia del capital del inmigrante con mucho sentimiento y profundidad.

Luego mientras el próximo número se preparaba, la noche fue una larga kermes de pantalones anchos, el dj programó otros temas. El próximo número fue Majo y su staff, un muchachito rodeado de chicas que hicieron más amena la espera a fuerza de baile y coordinación. Un bailando por un sueño de las entrañas la ciudad.

Para este momento parecía que el amanecer nos persiguía a todos y la sensación era que la noche iba a quedar corta, la gente parecía marcharse en silencio y los más testarudos esperaban al hijo de Spinetta.

Antes quedaban un par de números, entre ellos Princesa, una mina que intentó despertarnos un poco, es que la música no concordaba con la escena; euforia y derroche de energía en el escenario y neutralidad en la oscuridad de las mesas, todos tranqui conversando y en lo suyo.

Y finalmente El Dante, el visionario el mercenario, hizo su aparición acompañado por un dj, un tecladista y uno de sus hermanos que nos invitó a dar una vuelta de tuerca a la imaginación y ver al Flaco de joven y haciendo rap, el parecido da escalofrios verdaderamente.  

El dueño El apagón dio un show corto (otra batalla en la eterna guerra del audio), pero hizo mover a todos de la mano de los hits de su último disco, ese que canta con Julieta Venegas o Ponemelo en la cara. Es sabido que en el hip-hop rebalzan los excesos y los pasajes en donde todos tienen una nueve milímetros al alcance y una negra bien alimentada le menea los pechos en la nariz.

Las parkas encampuchadas se movieron al ritmo del ex-kuriaki y de poco los sonidos se fueron acallando, claro hasta que las calle nos recibe de vuelta y nos devuelve los primeros acordes de la realidad.

 

 

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