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DOS EXTREMOS DE UN MISMO OVILLO / Don Lunfardo y el Indio Solari

La despedida del año es a todo vapor en la ciudad, en el mismo fin de semana tocaron DLSO y el Indio y Los Fundamentalistas del aire acondicionado. Crónica subida al tren del rock.

 

 

"Desde los albores de la modernidad,

cada generación sucesiva ha dejado sus

náufragos abandonados en el vacío social:

las ´victimas colaterales´del progreso"

 

Sygmunt Bauman, Al principio fue el diseño

del libro Vidas desperdiciadas

 


 

Dos bandas, dos recitales, dos fechas distintas. Una misma línea de tiempo y un camino en común? El viernes terminaba y la banda joven daba su primer y último recital del año en la ciudad cuadrada. Paracaidistas... ya estaba diseminándose en la red y la intención al parecer era tocarlo. La salida de la ciudad parecía eterna y el camino a la costa estaba adelante, recuerdos fragmentados de algún verano ya extinto surcaban su cabeza mientras el Wolksvagen Carat rodaba por la avenida 44, la conversación entre las tres personas del coche era escasa, se los adivinaba ansiosos.

lista

Antes de llegar al lugar se podía percibir una tenue movida que al ir aproximándose iba creciendo, las infaltables tribus siempre con un copete en mano. El auto azul se estacionó media cuadra después de la 137 y mientras sus ocupantes se bajaban tuvieron la posibilidad de observar una pequeña murga espontánea danzando con el bombo y el platillo nutriendo el sonido de la noche.

Complejo Mundo es un lugar cómodo, perfecto para la fiesta espiritual de DLSO y así fue. Un recital maratónico, con subidas y bajadas, pero siempre en permanente y sana tensión. Sucios como el rock mismo pero precisos como un reloj suizo dejaron todo en el escenario y como siempre hicieron sentir que la plata de la entrada es poca; de todas maneras esperemos que sigan con esa buena costumbre de tickets accesibles que incluyan a todos.

lista de temas

Tuvieron dos invitados: un integrante de el Mató a un policía motorizado, demostrando que el indie y el rock más emparentado con el barrio (sí es que a Don Lunfardo le cabe esta denominación) comparten la noche y el escenario; y Charly el saxofonista de Dread Negast. No hay mucho más para comentar, quizás lo que no pasó desapercibido fue la bravuconeada del Chino cuando oyó que alguien cantaba en contra de La Cumparcita; un largo berretín mezclado con algo de berrinche usando todo el léxico más genuino del rock chabón; ese tan emparentado con los códigos tumberos. Y el pedido fue claro, en vez de cantar en contra de otras bandas la historia es aprenderse las letras de los temas. Fue un momento en el que algunos le pudieron encontrar algún significado a la letra de Futbol Inc.

En ambos casos, tanto el viernes como el domingo, el soporte fue el mismo: la banda con una pantalla atrás en la que se desarrolla un fluir icónico-onírico para las creativas líricas que se proponen, llamó la atención que Don Lunfardo no muestre alguna de sus elaboradas escenografias. Lo único que diferenció las dos noches fue la cantidad de gente, pero la pasión fue la misma y la cuota de rock and roll fue colmada muchas veces en las dos noches.

Entre recital y recital la ciudad comenzó a transformarse como lo hace cada localidad en la que toca el Indio, las bandas empiezan a llegar y se apoderan de las calles y los espacios públicos; sí hasta el camping municipal, que de camping no tiene mucho justamente, se vio poblado de carpas y banderas ricoteras.

En la zona del estadio empieza a funcionar la maquinaria económica que significa que toquen los Fundamentalistas. Eternos puestos de choripanes, merchandacing de todo tipo, kioskos que atienden a través de mínimas ventanitas y un ejercito de lúmpenes del rock del país que deambulan extasiados por las drogas y el escavio que se hayan podido procurar.

La moto fue surfeando entre la muchedumbre a paso de hombre, sus dos ocupantes buscaron un lugar donde poder dejarla y desligarse de cualquier mal momento que significara el robo de las dos ruedas. El conductor vio con un poco de indignación como un hombre le hacía señas con un trapito para que la dejara en la Shell que esta pasando la favela, sobre la 32, pero en sus más íntimas convicciones estaba la de no darle de comer a esa maquinaria que se alimenta de oportunismo; anduvo un poco más y la dejó en la vereda de la YPF con otros vehículos similares que se veían entre los arbustos. Allí no había nadie que pidiera un "colaboración".

Luego lo de siempre: una entrada en filtro en la que los controles no pueden con la muchedumbre y se arman pequeños roces y disputas. La suerte favorece a algunos que se ahorran los 80 mangos de la entrada, pero todos estamos conscientes de que la cosa es así, un vano intento por organizar el caos del rock.

Luego ya adentro como no fascinarse con semejante grado de organización, como si lo del viernes estuviera magnificado por diez. Una misa dicen algunos a los que le gusta reproducir un sistema solemne y religioso, otros prefieren bautizarlo como momentos en la larga noche de este género subversivo y abocado a socavar las bases de una sociedad estructurada y pacata.

Se percibe en la lista que la excusa del encuentro era la presentación de Porco Rex, todos los temas fueron de la partida, y quizás no sea casualidad que ambos recitales hayan arrancado con el tema número uno del disco que se presentaba.

Con invitados como Debora Dixon o Martín Carrizo, más la presencia destacada de Andrés Calamaro, el Indio se despachó con un show contúndete. El hombre de las declaraciones polémicas participó en tres temas de los que se destacó Esa estrella era mi lujo, un tema con peso propio pero infinitamente más bello con el agregado de la voz del Salmón. Con una banda aplomada que sabe siempre hacía donde se dirige el maestro de ceremonias calvo y de mirada negra, la cosa no podía fallar.

Entonces tenemos dos bandas de arraigo platense que se parecen bastante, sobre todo por su tozudez a la hora de enarbolar la bandera de la independencia; es el mismo camino? nos podremos imaginar a las huestes lunfardas dentro de 30 años copando el Estadio Único? Quien lo sabe no? Los caminos de la música se muestran impredecibles e indescifrables, lo único que nos queda es transitarlos y ver a donde conduce todo esto.

Paracaidistas en franco retroceso / 2008 Don Lunfardo y El Seño Otario

Paracaidistas en franco retroceso / 2008 Don Lunfardo y El Seño Otario

 

Si esta ésta reseña llevara título, el más apropiado podría ser aquí radio lunfardo llamando; la banda que mueve importantes voluntades adolescentes en la ciudad dio a luz a su tercer disco oficial internándose aún más en la senda del collage musical, camino que ya había transitado en su dos registros anteriores; esto es temas intercalados con fragmentos sonoros que pueden disparar en el oyente las más disímiles reacciones, una especie de sueño lisérgico fragmentado e irrastreable.

La ecuación sería simple (si la belleza del arte lunfardo no lo complejizara todo): banda que puede retratar sólida y sonoramente lo que una pluma afiebrada, pero en extremo certera, nos susurra al oído (un narrador omnisciente metamorfoseado) o nos quiebra los tímpanos en terribles rugidos (negro el aullido de este corazón). En última instancia esa parece ser la raíz de DLSO, invadir ambos extremos del espectro y nunca quedarse en el medio o a la mitad de algo.

La placa presenta 15 tracks nuevos, algunos como Negros, Gobernar es el delito y Caracol que ya estaban sonando en vivo y era de esperarse que fueran de la partida, lo que llama la atención es que no se hayan editado Chumban muchos polisidas o Pogo, composiciones poderosas artísticamente que también son parte de los recitales.

El juego de superposición de voces del cantante y el trabajo aplomado en los coros del bajista Martín Marroco tejen un entramado sónico de historias, densas y carentes de tiempo, acompañadas con acierto por el diálogo de las dos guitarras eléctricas y un tempo firme y secuenciado en la fusión entre hombres y programaciones.

A estas alturas no sería arriesgado afirmar que la poesía de Luciano Angeleri se ganó un lugar dentro de la mejor tradición lírica platense, fiel descendiente de Federico Moura, el Indio Solari o Francisco Bochatón. El despliegue de imágenes crudas y desoladoras más un discurso que le proporciona un cross a la mandíbula al oyente hace de Paracaidistas… un paso obligado en el intento de desentrañar la escena musical de la ciudad cuadrada.

 

Descarga gratuita en www.donlunfardo.com.ar

 

Ojos de patrullerO

Ojos de patrullerO

^ de repente comprendió, se hacía el escritor, y se despertó en su player del gp moto. Pero se asustó. ^

 

el proceso de anochecer todavía no había terminado, por la ventana entraba la luz un poco opaca ya. Estaban solos.

-Nunca algún pensamiento te sonó como si lo estuvieras diciendo, pero vos tenías la boca cerrada?

-he… que estás flasheando?

-Nada eso, como si realmente pudieras escuchar tus pensamientos?

-Siempre maquinando con esas giladas, no nunca me pasó.

-…

 

tan extraño y distante como mirarse en el espejo de un manicomio gris mientras suena de fondo todo es mentira de manu chao

 

 

-te acordás de él?

-Casi siempre

-Siempre hablando de la historia de la guerra de los sentidos

-Pará, esa a mi no me la contó

-Que había una guerra sensorial, o sea, suponete… la vista se peleaba con el oído y así

-Ahhh

-Y la historia de los nombres?

-Y la del guardia cárcel digital? Esa te la contó?

Ahí fue cuando comenzó a asustarse

 

fue entonces cuando le comenzó a hablar al perro. Siempre viajaba a través de la metáfora de quien era el amo realmente. Entonces le preguntó: Zeuzis que es el guardia cárcel digital?

Zeuzis no le respondió o lo hizo de algún modo que él no comprendió, sólo entendió que debía sacarlo a pasear, fue entonces cuando intuyó que el miedo era una oscilación que venía y se iba; otro perro se les acercó y él desde arriba lo vio acercándose como si observara a un tiburón en el mar rodeando una presa.

 

y luego recordó esa antigua sensación que ya no expirementaba, esa extraña creencia de estar en el medio de una guerra sin saber precisamente a que bando se pertenece, se concentró en el recuerdo de una fiesta en trabajo social, allí es como si hubiera magia en el ambiente, respirando el peligro que se insinua, sintiendose atraido como lo hace un iman con el metal. En las sombras nos movemos, siempre subverticiamente, en la profundidad que sólo alcanzan ciertos jonkies   

 

entonces se dio vuelta y percibió al tecnical suport, siempre jugando con su celular, disparandose flashes de colores en el rostro. El tecnical suport le ofreció su ayuda y él como siempre la rechazó. No terminaba de entender la naturaleza de esa relación, algún día debería aceptar la ayuda o la oferta del tecnical suport? Cuando eso sucediera como se iba a dar cuenta que era realmente el momento adecuado.

 

entoces pensó en esa antigua historia de babylonia que le había contado un wizard, esa que se llamaba ojos de patrullero

 

FLASHEANDO CON ENCIAS

FLASHEANDO CON ENCIAS

Encías Sangrantes se presentó el sábado en La Unión Ferroviaria, como era de esperarse el salón estuvo repleto, el aura del acontecimiento se podría decir. Brindaron un recital extenso que no defraudó en absoluto. La temática elegida esta vez fue la de flashear en colores y la cumplieron ampliamente, el flash de un momento adrenalínico irrepetible.

 

Ante todo fiesta, caravana, tránsito permanente de la alegria... todo en esa oscuridad fragmentada que es la oscuridad de un recital. Las luces del escenario maquillan el espacio y la atención se centra en las acciones de las tablas, pero la realidad circundante del espectador está saturada de otras percepciones...

Todavía no estaba lleno del todo, las personas podían ir y venir a gusto, y de la consola de sonido disparaban unos hip-hops ultra callejeros (la programación regaló seguramente algún tema de Mustafa Yoda) cuando despacito y de una de las puertas laterales salieron los encargados de encender la velada, una cuerda de tambores anónima que pareció invocar a las entidades que rigen la noche, prefigurando que todo saldría bien.

Luego con la gente ya activada se abrió el telón rojo y un presentador de traje antiguo y sombrero hizo un pequeño monólogo sobre la actividad de flashear en colores, una especie de Enrique Syms pero adecuado a la onda de Encías con todo su bagaje de rock mestizo. El presentador también se encargó de anunciar a La Goudart, que si la memoria de este cronista anda por buen camino, formó parte de Que Rule. Está mina, acompañada unicamente por la negra Sofia (su inseparable viola de carretera), se despachó con tres temas; todos conocidos por los caminantes de recitales, fieles reflejos de excesos de gente común pero también de políticos o policias. Una voz potente para relatar vivencias potentes.

Después el presentador volvió a arremeter con algunas palabras y finalmente gritó el nombre de Encias Sangrantes para que el telón se abriera y dejará a ver a los músicos que dieron el primer paso de la noche con Santa Catalina, un tema acertado para arrancar la presentación, una declaración de principios de este rock que se aleja cada vez más del purismo y se entrecruza con otros imaginarios musicales y estéticos. Hay que decir que los primeros temas sonaron apurados, como si les costara acomordarse al sonido, pero esto sólo fue al principio. Como dice el axioma que pregrona el Indio Solari "cuando el carro anda los melones se acomadan" y así se acomodaron las interpretaciones, la banda se relajó y pudo encontrar su mejor forma, amparados en una producción que no deja ningún detalle librado al azar: desde las entradas, las luces, el sonido y las proyecciones que hacen que ese pequeño momento en la noche sea una verdadera experiencia sensorial.

Lejos de esa sensación, que parece sentirse cuando se ven algunas bandas, de "tocar rápido e irse a casa con la guita de la entrada" los de Berisso dividieron el show en dos set extensos que contagiaron en los presentes el deseo de bailar y acompañar a viva voz, olvidándose un poco de todo en esa simbiósis que se forma entre músicos y público. Un comentario aparte merece el pedido casi desesperado de las listas de temas al regreso del intervalo, algunas manos rápidas se hicieron de ellas pero finalmente aparecieron.

Tocaron de todo y para todos los gustos: canciones viejas como Por suerte, o de su hasta ahora único disco como Felicidad y Babylonia, con el infaltable bandoneón de Tobi, el rasta de la Flower Power, temas nuevos que marcan un saludable progreso compositivo, como Flores o Hasta. Hubo invitados por ejemplo en Cacerolas, un coro uruguayo que agregó variaciones en distintos registros vocales. Y se despacharon con una versión de Zapata que no tuvo desperdicio. Cerraron con Copate acompañados por un violin preciso y austero, y una aparición espontanea en voz que no es desconocida para que aquellos que asisten desde hace un tiempo, como si finalmente el público tomara el escenario por asalto y sellara esa fusión de artistas y espectadores.

 

Videos del recital por Hichis

Fotos del recital por Hichis y Rochi Ramallo

RETRATO SOBRE EL OSCURO FIN

El pasado viernes 24/10 y sábado 25/10 se presentó en el teatro Coliseo Podestá The pilowman (el hombre almohada) con un marco de espectadores aceptable y  una muy convincente perfomance en todos los estamentos del arte escénico. 

 

Una habitación en perspectiva, como un eterno punto de fuga, un hombre esposado y con una venda negra en sus ojos. El silencio del ritual teatro omnipresente.
Todo cobra vida cuando la puerta, sobre el fondo y en la derecha, se abre y deja que la luz modifique la textura del espacio. Dos agentes entran, la clásica configuración de policía malo y policía bueno, y se disponen a hacer hablar al detenido.
Así comienza a rodar esta obra que, básicamente, es un tratado sobre la muerte; una exploración sobre ese portal que se abre cuando dejamos de vivir y del cual ignoramos todo. Tenemos a un sospechoso, Pablo Echarri en la piel de Katurian Katurian, y dos muertes de niños (y una tercera criatura desaparecida) todos pertenecientes a un barrio judío. Extrañamente la manera en que murieron las victimas están descriptas en cuentos firmados por el sospechoso.
Los dos policías, Tupolski interpretado por Carlos Santamaría y Ariel, a quien le da vida Vando Villamil, pertenecen a un régimen autoritario y al parecer despiadado que no tiene el más mínimo recato en resolver las cosas mediante la tortura y posterior ejecución de quien, en ese momento, se considere culpable. Contexto que no nos es desconocido a nosotros los argentinos, no?
A esto se le agrega el hermano del escritor Michal, que se mueve y habla a través de los gestos de Carlos Belloso en unos de esos personajes que le salen de taquito. En realidad la obra es sostenida por la ilación de relatos que entreteje la voz de Echarri. Todo gira en torno a: las respuestas que le da a los agentes, cuentos suyos que recrea (como el que le da nombre a la obra) y conversaciones con el hermano disminuido mental, a quién termina por asesinar para ahorrarle la ejecución.
Los otros tres personajes giran en torno de Katurian Katurian; como satélites que le sirven para pivotear en el fluir de historias mientras se narra el horror (o puerta, según como se lo mire) del paso al otro barrio.

Y más allá de las buenas actuaciones la puesta en escena es alimentada por sólidos recursos, como por ejemplo una actuación en segundo plano (arriba de donde se de desarrolla la acción principal, como si se trataran de plasmas gigantes) con actores que sólo hablan mediante un lenguaje plenamente corporal en interpretaciones carentes de voz,  mientras el protagonista le da vida a uno de los relatos a largo de las más de las tres horas (con intervalo incluído) que dura la presentación.

El final me lo reservo, no estaría fomentando las ganas de vos (lectora, lector) de ir a ver la obra, nada nos atrae menos que nos cuenten el final de algo por adelantado. Lo que si te digo es que es redondo, no desentona con la tensión y el tránsito afiebrado que propone este oscuro drama.

CUELGUE 0.2

CUELGUE 0.2

 

Otro día más pesándole esa inacción al despertar, ese pasar de una oscuridad a otra oscuridad. O él no soñaba acaso? Otro día para ir al gusano de metal a escupir unos cuantos acordes. Las cobijas se me movieron un poco y él tanteó con su pie izquierdo el piso de parqué.

Lo de siempre, una chocolatada y a la cancha, al mendigueo bissnes, otro mandingo en busca del mendrugo de pan; la interpretación por la moneda, la permuta sutil que rige ese mundo de horarios inquebrantables, silbatos desinflados y transporte de almas.

Las seis cuerdas afinadas y la vista transitando el más allá infinito de ciertas cegueras celestes.

Su antigua casa quedaba a escasas cuadra de la estación, las recorría de forma mecánica, bastón en mano. Solía arrancar con el servicio de las 7:07, toda gente de laburo semidormida que le prestaba atención de manera respetuosa, él tenía el extraño don de conocer el porque de esa moneda entregada: lastima, admiración ante la adversidad o simplemente trueque por un momento especial del día. Su repertorio estaba compuesto por esos temas populares carentes de tiempo, o sea, de ninguna época en especial.

 

 

CUELGUE 0.1

CUELGUE 0.1

La traición de la sangre y la ineptibilidad de la política generación tras generación, vida tras vida, mosca tras mosca y video tras video, había calado hondo nuevamente en su alma; esta vez con la intensidad del fluir de sus pensamientos y la inacción del mundo que lo rodeaba.
El rollo con la familia una vez más tomaba ese extraño matiz sutil que toman las cosas que nunca se terminan de definir.
Otra vez esa figura de poder, esa persona que no se sabe si es esclavo o amo, pero que él entendía que siempre jugaba, a veces dejando degustar el código de manera escasa otras floreándose con ese secreto de a dos en que se transforman ciertas comunicaciones telepáticas. Y como siempre, el percibir de ese sedimento de vidas pasadas y de roles un pocos gastados; y la historia del traidor en primer plano. Pero no eran momentos para preocuparse, pronta estaba la charla con cena incluida donde las palabras sólo serían para él y su ocasional acompañante y se le cayó la bolsa de merca justo frente a él, maldito cumpleaños de la pepa! El camboyano para quien juega?

TANGO FUGAZ

TANGO FUGAZ

El sábado se presentó en Hemisferio La Chicana, esta banda que transita por géneros rioplatenses como la milonga, el candombe y el tango pero posee un marcado costado rocker. Fue su primera vez en la ciudad y seguramente no la última.

 

Cuando habían pasado 45 minutos de la hora prefijada la figura oscura y esbelta de Dolores Sola se adelantó de entre las sombras y ganó el escenario. Así marcaba el inicio de una presentación sólida desde lo musical pero bastante escueta desde la duración. La dupla de la hermana de quien fuera gobernador de la provincia y el guitarrista y compositor Acho Estol entregó un repertorio compuesto de clásicos populares y temas propios. Los acompañó de forma sólida un cuarteto de músicos: el violin de Osiris Rodriguez, la percusión de Federico Tellechea, el bajo eléctrico de Manuel Onis y el bandoneón de Patricio Bonfiglio.
 Esta petit orquesta de cuatro integrantes sumó colores y matices a la presentación, al mismo tiempo que una especie de base intensa para el actin de la dupla Sola-Estol. Porque La Chicana no es únicamente música, es también un discurso actoral y escénico (por lo tanto contigente y hecho sobre determinadas estructuras de pensamiento) con cierto tinte político y con alguna reminiscencia a excesos de juventud; por eso hubo una descripción irónica de Elisa Carrió por acá, un comentario en tono de chascarrillo sobre el folklore de proyección por allá, todo entre el tintineo de las copas llenas y una iluminación austera y tenue.
Abrieron con Canción llorada, título que le da nombre a un cd edición especial para su gira europea 2005 y sobre el que discurrió la mayor parte del tiempo el recital. Por lo tanto también fueron de la partida Que queres con ese loro?, La patota, Forró em Santa Luzia y Ayer hoy era mañana. Más algún clásico popular como Confesión, pero no mucho más. Promediando la hora en escena el bajista de un movimiento, rápido y carente de vacilaciones, guardó su instrumento. Luego tocaron alguna más, pero ya metidos en un franeleo estéril con el público, dejando como aclaración que todo era una discordancia de partituras.
Claro está que esto no le restó potencia interpretativa a su performance, se pueden decir muchas cosas sobre la música de La Chicana; por ejemplo que se trata de un tango totalmente desprovisto de pacatería y muy mezclado con el rock, pero esta crónica pretende ser como fue el recital: intenso pero pequeño, efímero y de esos que te dejan con sed de más.

 

Foto y videos: Hichis

LA VERDAD ES UNA MENTIRA ATROZ

LA VERDAD ES UNA MENTIRA ATROZ

El sábado  6/9 en el Centro Cultural Islas Malvinas fue el comienzo del fin, Mister América dio el último recital de su serie de tres denominada “Que en paz descanse”. Si es verdad que la banda deja existir es realmente una mentira atroz; es imposible que tanto rock se diluya.

 

Llovía, no muy intensamente, pero llovía. No había mucha gente en el Malvinas a eso de las 21, sólo los propios protagonistas, sus asistentes y claro, los madrugadores. Se lo pudo ver al Sr. A conversando en la puerta, a Legui cargando su estuche o a Marcelo Pontano acompañado de alguna señorita, todos de “civil”, reservando sus apariencias para la hora de entrar en escena.
El logo de la muestra emanaba de un proyector ubicado en el centro del salón, esta era la única escenografía mientras desde la consola de sonido sonaba el demo de antes de Con el agua al cuello, una versiones primitivas podríamos decir? De temas como Espectros  o Salve a mi, más algunos otros interesantes que no llegaron al disco como Ojos de ginebra por ejemplo.
De a poco el edificio se fue colmando, primero las dos filas de sillas, los laterales y finalmente el fondo. La música dejó de sonar y la pantalla empezó a propalar una catarata de las más diversas imágenes, todo con música de los Mister América arriba menos el primer clip que combinaba a los músicos platenses y el tema de Frank Zappa que le da nombre a la banda.
Hubo de todo: recuerdos de 20 años en el tiempo, animaciones, segmentos de una película que gira alrededor del tema Cosas de casas y una trilogía de videos en Ciudad Vieja; el que se podría denominar, junto a La Frabiquera, como el hogar de esta banda.
Una vez que los videos terminaron, la expectación por ver en acción a los músicos se transformó en murmullo, los privilegiados que se encontraban sentados en las filas de adelante se dieron vuelta y observaron como el recinto se había colmado, todo en el fondo eran apretujones y cabecitas moviéndose para tratar de hacer un enfoque decente del escenario.
Y de pronto la puerta más próxima a escenario, sobre la izquierda, se abrió: los flashes de cámaras digitales caseras empezaron a ametrallarlos, ingresaron de a uno y en fila, fueron entrando como gladiadores que se juegan su última carta en un combate nocturno. Abrieron fuego con Tanta charla y el mensaje fue claro: vamos a hacer un trip y para eso hace falta lo que el cantante pide: tanta charla/claro que me enferma/dame suave y clara/tu atención…
A la formación de los últimos tiempos se les sumó Federico Jaureguiberry y Fabián Andrade, ya que el comienzo del show seguiría el orden cronológico de los discos, por lo que el saxo del primero y el laboratorio sonoro del segundo serían más que necesarios en este tramo.
Para resumir como fue esta parte del show no hizo falta más que escuchar a Astarita decir algo como que con los años habían ido haciendo discos más tranquilos, es que los temas de Con el agua al cuello y Despojado les demandaron una energia considerable. Y lo bueno de Mister América es que el eje de la intensidad de sus interpretaciones no pasa por el tempo de la batería, o sea, no necesitan sonar punk para que los bafles pidan por favor. Todo es una mixtura entre una música con un amplio rango sonoro (de cosas casi inaudibles a ataques de notas llevando al límite los instrumentos) y la ejecución corporal con grandes dosis de teatralidad que el Sr. A propone en cada uno de sus trances escénicos, por decirlo de alguna forma.
Luego de esto se bajaron los dos antes mencionados y se subió a la tarima Leandro Giordano, quien fue la última incorporación de la banda y responsable de los teclados. Y acá los temas fueron apareciendo de a poco, como heroicos sobrevivientes de un basto repertorio, una selección arbitraria y seguramente anímica. Algunos de ellos: Tomo Polaroids, Hablame del cielo, Paraíso para nadie, Esclavo  o Terrenos de nylon.
Todos cargados con el aura de ser la ejecución final (marca indeleble de la noche), la última oportunidad de poder escuchar rock platense en vivo en el sentido más estricto del término. Es que en estos 20 años de trayectoria fue como si los mister se hubieran empeñado en destruir ese dogma disfrazado de dicho que dice que dios está en todos lados pero atiende en capital, ellos convirtieron a la ciudad cuadrada en su feudo y al parecer no adoran a la deidad éxito, todo siempre fue puertas adentro, protegido por la muralla invisible de la circunvalación.
Para el final, con todos en escena, quedaron dos temas claves: Yo no soy tu guru y La jarra pingüino con un pogo impresionante, posibilidad que Ciudad Vieja nunca les pudo otorgar. La multitud de atrás arremetió y ganó los primeros lugares donde se consumó esa unión tan característica en otras bandas con su público, pero extraña para la forma de concebir un show de Mister América. Quizás fue una señal: una banda así no puede dejar el vivo, no por lo menos, con el público prendido fuego de esa manera. Igualmente la muestra se llamaba “Que en paz descance 1989-2009” por lo que se entiende que este asunto no ha terminado, todavía quedan un par de pogos más en el arsenal interpretativo de los mister.


Fotoy videos: Hichis

PROFETAS EN SU TIERRA

PROFETAS EN SU TIERRA

 

El último sábado se presentaron en el estadio de Atenas los Guasones, la excusa era tocar los temas de su último disco bautizado Esclavo.  Brindaron unos de sus habituales shows donde cualquier cosa puede pasar y la energía del público los desborda borroneando un poco su perfomance.

 

 

 

“Ruidos, siento en el pasillo ruidos de terror…” la voz de Cruz Soto enciende la mecha puntualmente con Como un lobo y una avalancha de pendejos, formando una marea humana de sudor, gritos y euforia, rebota contra el muro de contención del escenario.

Si alguien hubiera hecho un testeo a cerca de cómo sonaba el último disco de  Guasones, seguramente el consenso general (fuera del fanatismo carente de “objetividad”) se hubiera aproximado a afirmaciones como: “suena muy FM”, “tiene un sonido light” o “le falta la crudeza de otros discos”, pero amigos… cuando las luces se encienden y los amplificadores escupen la potencia del vivo, nos encontramos ante una banda que de tibio no tiene nada.

Fue un show extenso, lleno de matices y variaciones, que garpó uno a uno los morlacos que costó la entrada, en donde vamos a encontrar un rock de pequeños estadios donde el batero cambia el redoblante mientras su compañeros la reman a pura zapada de blues.

Intercalaron los temas nuevos y los clásicos que el Rock de mi vida terminó de convertir en más clásicos todavía. Hicieron una ronda de diez temas aproximadamente en los que mantuvieron la adrenalina y en los que también se “aputazaron” un poco (Soto dixit), tocando sus suaves baladas para que las nenas monten en los hombros de los chicos y le entreguen, al carismático frontman, sus propias interpretaciones.

Un respiro, los plomos acomodan las tablas para un set acústico y la banda vuelve al ruedo, entregando versiones en las que la melodía en la voz de Soto se deforma lo suficiente como para que la muchedumbre se pierda. A veces agota un poco ese constante muro vocal que levantan los seguidores, como si aprisionaran a los músicos en un pathos musical del que no se pueden desmarcar. En última instancia la música es un juego en el que la improvisación cumple un rol fundamental. De todas maneras el cantante intenta encaminar las voluntades con modismos de estadista mussoliniano: un poco de demagogia por acá y por allá, pero sin dejar de marcar lo que él realmente quiere cantar.

Hubo invitados en Estupendo día por ejemplo: algunos de los vientos de lo que fue Negusa Negast, a los que se les sumó Yamil Salvador, un verdadero todo terreno (si esto fuera fútbol, y el dr. Bilardo comandara las acciones, pediría su pase muy seguramente). Y ya sobre el final, cuando la caravana parecía no terminar y los temas caían uno a uno, se sumaron Martín Saintout y el Pota; éste último es, para quienes deambulaban por la noche en los últimos años del siglo pasado, el guitarrista de la mítica Telecaster Blues Band.

A estas alturas Facundo andaba en cueros y había agotado todos sus característicos movimientos simiescos, aunque a nadie le importaba obvio, Los Guasones habían cumplido una vez más ese trato implícito que tienen con su público de regalar fiesta cuando cae la noche; aunque en el aire quedó flotando el aviso que el día de la primavera el bosque los va a recibir con el sol en alto y unas gafas oscuras calzadas en el petrificado rostro.

 

Foto y filmaciones: Hichis

La opresión te enseña a buscar la libertad

La opresión te enseña a buscar la libertad

El sábado 23 de agosto se presentó Resistencia Suburbana, la banda de reggae, en 565 con una entusiasta presencia de público y brindando una perfomance que no defraudó a nadie.

 

La pantalla se apaga y la oscuridad va tomando posesión del lugar, el espacio está perfecto; ni un recital de bar, donde todo reposa, ni un estadio multitudinario, la cantidad de gente suficiente para aportar el agite necesario que hace sacar lo mejor de una banda con las cualidades de Resistencia Suburbana. Los músicos van ocupando sus lugares de a poco y el murmullo va acrecentándose, Fabian Leroux y Walter en guitarras, Cristo y Uri Casteluccio en teclados, Dr. Traska en bateria, Leandro en bajo, Cuchu en percusión y por último el dueño de la lírica y voz, aparece Luis Alfa, como un Morfeo rastafari con sus inamovibles gafas oscuras. Está por empezar unos de los recitales de reggea con más violencia discursiva-ideologica que se puedan desarrollar en la ciudad.

Está claro que en este caso la música es sólo un soporte, un medio para transmitir un mensaje. El género elegido es el proveniente de las tierras jamaiquinas, pero la escencia de la música de Resistencia no habla ni de margaritas en la playa, ni clima tropical, ni de ideales vacaciones. Más bien refleja paisajes del conurbano bonaerense en los que la violencia, la marginalidad y la falta de oportunidades conjugan el destino de los individuos.

Cerca las diez de la noche sonaron los acordes iniciales, que recién dejarían de escucharse casi dos horas después. La banda transita segura el género, con guitarras eléctricas y teclados desdoblados por dos; por un lado la base inquebrantable e invariable y por otro los matices que aportan la melodía e improvisación. Luego una sección rítmica ajustada, con batería y percusión, y el nexo entre todos (junto con la voz): el bajo, bien grueso, con un marcado y contundente groove.
   Algunos de los temas que tocaron fueron: Ladrones, ese que habla de unos asaltabancos pero en realidad denuncia que hay otro ladrón y es el Estado; Va a servir, donde se presentan los dos puntos de un extremo, todo lo malo y lo bueno de la vida, una oda a las energias positivas; Muerte en Irak y FMI (Brutal e intensa), el costado antiimperialista del discurso.

  Escapando a mi prisión, con potentes imágenes poéticas: “Lo haré hoy / Y la furia de los vientos me dará la acción y voy a atravesarte / como un halcón / Y la furia de los mares será mi pasión y voy a atravesarte como / un tiburón”. Pero lo bueno de este grupo es que no se habla únicamente desde historias en primera persona, también conviven en las letras narraciones unidas por una rima consciente y a la vez consistente, que siempre mira al futuro de un modo optimista. También tocaron El león, En tu no, Cuidado, Por amor y algún inedito.
   No hubo bises para el final, ningún cantito los hizo regresar al escenario; las puas fueron arrojadas y las listas de temas volaron entre las manos hasta encontrar a sus dueños, marcando el final de la presentación.

Fotos y filmaciones: La mismísima polli on - huiiiiiiiiiiiiiira

 

Estás buscando una historia sólida, actuaciones conmovedoras, una producción ostentosa? Bueno si eso es lo que buscas trata de no entrar a la sala en la que proyectan 100 % lucha porque le vas a pasar de largo a todos esos atributos.

Sin embargo, sí el programa que se emite los domingos al mediodía por Telefe te gusta, no te la pierdas; la peli profundiza ese mundo donde todo parece teñido de un surrealismo tercermundista. A diferencia de otros productos de la tele que se han  llevado a la pantalla grande (Los Simpsons por ejemplo) el film protagonizado por la troupe de luchadores no defrauda, aún cargando con todos los clichés posibles.

Tenemos un malo (Carlos Kaspar, el otrora Bebi de Resistiré) que comanda las acciones del largometraje y hace gala de ser el único actor más o menos serio, aunque a su perfomance no le sobre nada. Dos secuaces que intentan acompañar: el Turco Naim, encarnando a un luchador con un brazo robótico que le permite ganar todas las peleas y Fernanda Neil, que pone toda la carne al asador y se muestra la mayor parte del tiempo muy sugestiva (claro que tiene con qué), como si fuéramos adiestrando a los niños en las artes de babosearse con la carne argentina. Y claro la eterna lucha del mal contra el bien.

El mal está encarnado por el circuito de luchas ilegales, y el eje por el cual se mueve la historia es que de a poco los luchadores profesionales se van pasando a las filas de la “clandestina” en la que, hoo que atroz e inmoral!!!, se apuesta. Entonces los buenos, que a su vez están divididos en los dos bandos que cada domingo se enfrentan, corren a salvar nuestras almas del infierno del vicio y para ello dejan de lado sus diferencias y se unen, que tierno no?

En cierto punto, y por más que se trate de entretenimiento, es un poco escalofriante ver como se reproducen las taras, estereotipos y el sistema de prejuicios de una sociedad. Tengamos en cuenta que el film está dirigido a los más chicos y es innegable entonces la capacidad del cine de moldear esas pequeñas mentes, en las que aún no se ha formado una idea crítica del mundo que los rodea.

   Todo esto sin mencionar que nuestro héroe máximo, el psuedo rubio Viloni, no puede pronunciar su texto sin que sus dichos parezcan leídos por uno de esos programas informáticos en los que se escribe y una voz monofónica y sin ningún tipo de matiz repite nuestras palabras.

    Sin lugar a dudas quien garpa y hace valer la plata que dejamos en la taquilla es La Maza; sus intervenciones son acertadas y se lo nota divertido en pantalla. Su acento centroamericano made in Villa Ortuza desestructura el acartonamiento de la peli y nos remite inmediatamente a un costado más lúdico y relajado. Otro que suma en esta línea es Osvaldo Principi, están consolidados sus extravagantes giros idiomáticos; como olvidarse por ejemplo de invenciones como la ya inmortal tortura de la urraca húngara. A fin de cuentas 100% lucha trata de un cine que intenta reírse de si mismo y por momentos lo logra. Un punto y aparte merecen los cameos de Mario Pergolini y Eduardo de La Puente, Roberto Giordano o Marley; más el cierre con una crítica despiadada, mientras los créditos empiezan a correr, de Axel Kutchevaski sobre la pelicula misma. Será la serpiente mordiendo a sí misma?

 

SURFEANDO LA RIMA

SURFEANDO LA RIMA

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Viernes pasada la medianoche, gente sale del recinto, son del show anterior, entre ellos sale un rastaman con gorro, pantalón ancho y zapatillas verdes, amarillas y rojas; lata en mano garabatea un graffiti sobre un afiche blanco, todos los que esperamos entrar observamos embobecidos los acompasados movimientos de sus manos.  Un montón de artistas del hip-hop  encabezados por Dante Spinetta están por desplegar su arsenal rítmico de improvisación, danza y skratching a discreción.

 

 

La fisonomía del teatro de calle 43 ha cambiado, el yeite ahora es ver el espectáculo tranqui, tomando algo en las mesas dispuestas por todo el espacio. Atrás quedaron esas noches en las que el fuego de Encias Sangrantes, Don Lunfardo o el Macht de Improvisación vestía el asunto de circo romano, con el local lleno de gente, humo y banderas. Ahora la escena es más austera con mozos y mozas que toman pedidos, en las difusas sombras, a casuales clientes.

En el principio y durante toda la noche el ambiente fue diseñado y delineado por los djs de turno, seba Diaz y DJ STUART, desde las bandejas propalaron música bailable con mucho sampler.

Los primeros en destronar el paisaje sonoro de los djs, fueron los berissenses de Escuadrón de Rimas. Un trio duro (Escoces, Perro, Doble D), entiéndase duro no su flow que discurre sin parar, sino lo que cuentan, el mundo que retratan. Un universo bipolar en el que Bush es el demonio que viene a acabarnos y Osama Bin Laden y Sadam son la otra cara de la moneda.

Pero, ellos mismos lo dijeron, también hablan de otras cosas y hacen un poco las veces de comunicadores sociales, y cuando te cuentan algo lo hacen con mucha información, es el flow en el que se van ligando las ideas unas tras otras con una rima de fondo, una larga poesía al estilo de antiguos poemas épicos. Por ejemplo tienen una canción que se llama Berisso, en la que cuentan toda la historia del capital del inmigrante con mucho sentimiento y profundidad.

Luego mientras el próximo número se preparaba, la noche fue una larga kermes de pantalones anchos, el dj programó otros temas. El próximo número fue Majo y su staff, un muchachito rodeado de chicas que hicieron más amena la espera a fuerza de baile y coordinación. Un bailando por un sueño de las entrañas la ciudad.

Para este momento parecía que el amanecer nos persiguía a todos y la sensación era que la noche iba a quedar corta, la gente parecía marcharse en silencio y los más testarudos esperaban al hijo de Spinetta.

Antes quedaban un par de números, entre ellos Princesa, una mina que intentó despertarnos un poco, es que la música no concordaba con la escena; euforia y derroche de energía en el escenario y neutralidad en la oscuridad de las mesas, todos tranqui conversando y en lo suyo.

Y finalmente El Dante, el visionario el mercenario, hizo su aparición acompañado por un dj, un tecladista y uno de sus hermanos que nos invitó a dar una vuelta de tuerca a la imaginación y ver al Flaco de joven y haciendo rap, el parecido da escalofrios verdaderamente.  

El dueño El apagón dio un show corto (otra batalla en la eterna guerra del audio), pero hizo mover a todos de la mano de los hits de su último disco, ese que canta con Julieta Venegas o Ponemelo en la cara. Es sabido que en el hip-hop rebalzan los excesos y los pasajes en donde todos tienen una nueve milímetros al alcance y una negra bien alimentada le menea los pechos en la nariz.

Las parkas encampuchadas se movieron al ritmo del ex-kuriaki y de poco los sonidos se fueron acallando, claro hasta que las calle nos recibe de vuelta y nos devuelve los primeros acordes de la realidad.